Buscando
un modelo morfológico para la evolución urbana de Managua
Dr. Norbert-Bertrand Barbe
"Ahora dejo que el paciente mismo determine
el tema de nuestra labor cotidiana. Parto así, cada vez, de la superficie que
lo inconsciente ofrece de momento a su atención, y voy obteniendo fragmentado,
entretejido, en diversos contextos y distribuido entre épocas muy distantes
todo el material correspondiente a la solución de un síntoma. Mas, a pesar de
esta desventaja aparente, la nueva técnica es muy superior a la primitiva, y
sin disputa, la única posible. Ante lo incompleto de mis resultados analíticos,
me vi obligado a imitar el ejemplo de aquellos afortunados investigadores que
logran extraer a la luz los restos, no por mutilados menos preciosos, de épocas
pretéritas, completándolos luego por deducción y conforme a modelos ya
conocidos. Me decidí, pues, a proceder, análogamente, aunque haciendo constar
siempre, como un honrado arqueólogo, dónde termina lo auténtico y comienza lo
reconstruido.
De otra distinta insuficiencia soy
yo directa e intencionadamente culpable. En efecto, no he expuesto, en general,
la labor de interpretación que hubo de recaer sobre las asociaciones y
comunicaciones del enfermo, sino tan sólo los resultados de la misma. De este
modo, y salvo en lo que respecta a los sueños, sólo en algunos puntos aparece
detallada la técnica de la investigación analítica. Con este historial clínico
me importaba especialmente mostrar la determinación de los síntomas y la
estructura interna de la neurosis. Una tentativa de llevar a cabo
simultáneamente la otra labor hubiera producido una confusión irremediable,
pues para fundamentar las reglas técnicas, empíricamente halladas en su mayor
parte, hubiera sido indispensable presentar reunido el material de muchos
historiales clínicos. Sin embargo, en el caso presente no debe creerse que la
omisión de la técnica haya abreviado gran cosa su exposición.
"
(Freud,
"Introducción (a la edición de 1925
de «Historiales Clínicos»)" de "Análisis fragmentario de una histeria (El caso Dora)",
1901-1905, Traducción: Luis López Ballesteros,
http://www.elortiba.org/pdf/dora.pdf)
I.
INTRODUCCIÓN METODOLÓGICA
La
configuración urbana de la ciudad capital nos induce a plantearnos el problema
de su conformación saliendo del urbanismo para entrar al discurso urbano.
En
efecto, hay que reconocer una carencia de planificación urbana del urbanismo
(al menos en el sentido de una visibilidad clara de un plan de desarrollo que
permita reconocer un rostro urbano de la ciudad - en cuanto organización,
jerarquización de los espacios urbanos, instalaciones o proximidad de servicios
de los centros poblacionales, repartición del bienestar, por ende accesibilidad
de los servicios, protección del medioambiente, natural y patrimonial cultural,
etc. -), por las razones que sea (irrespeto de las normas, falta de
posibilidad, fondos, voluntad, deseo, competencias...), al mismo tiempo que,
sin embargo, ocurren, indeniablemente, actos urbanísticos, es decir
intervenciones, tanto públicas como privadas.
Esta
constatación dual tiene entonces la consecuencia siguiente: ocurren (y pueden,
tienen potencialidad de ocurrir) actos urbanísticos al margen de la
planificación urbana. Pero al plantear eso no se hace mucho, es de conocimiento
de cualquiera, sino en general, al menos en nuestro país, porque es más
visible.
La
pregunta sería entonces si estos actos, que ocurren porque sí, y lo hacen fuera
de toda ley, tienen sin embargo una norma entendible de procedimiento para
ocurrir, aunque sui generis. Es decir:
si podemos modelizar el funcionamiento, anormal, porque aparentemente sin
orden, distinguiendo entonces los dos términos hasta la fecha asumidos como
correlacionados entre la anormalidad de los eventos urbanos que modifican a
diario el rostro de nuestra ciudad capital en particular, y la asunción de que
esta anormalidad no procede de ninguna ley de ocurrencia o aparición de sus
fenómenos individuales o puntuales, como también generales.
¿Podemos
sacar una secuencia reproducible (porque ha ocurrido en varias ocasiones según
el mismo procedimiento) de la evolución de la morfología urbana fuera del
marco, sea legal o institucional, es decir, de la evolución de nuestras
ciudades informales latinoamericanas?
II.
TEORIZACIÓN DEL MÉTODO DE APROXIMACIÓN AL FENÓMENO DESDE DOS VÍAS PARALELAS: LA
MORFOLOGÍA Y LA HISTORIA URBANAS
II.1.
Desde la arquitectura
En
primera instancia, partiremos de la hipótesis que la morfología urbana se
produce, al igual que la realización arquitectónica (el microcosmos modelizando
el macrocosmos, e inversamente),
desde un carácter ante todo formal, si se quiere desde una gestalt (de la que, precisamente, sabemos que sus principios suelen
definirse por no ser visibles así no más).
De
ahí, podemos ingresar en dos vías distintas: la del diseño, propiamente dicho,
como objeto programático de desarrollo de las formas, lo que plantearon con
detenimiento Paul Klee y Vasili Kandinski, con igual esmero, en la Bauhaus
(veremos como las modelizaciones de Klee nos pueden ayudar en nuestro estudio);
la segunda, del desliz, por así decir, de la estructura urbana a la vivencia
dentro de la urbe, para implementar una disertación, también por así decirlo, sobre
la elaboración de un modelo analítico (en sentido de descomposición) de la
relación entre los eventos sociales dentro de la ciudad y los movimientos que
ponen en marcha las tensiones producidas como fuerzas contrarias y de fricción,
así que lo propusó Bernard Tschumi en sus ya clásicos Manhattan Transcripts de 1976-1981.
Esta
doble vía favorecerá, para nosotros, en una perspectiva voluntariamente
experimental y propositiva, un acercamiento dual pero congruente entre, por una
parte, la forma compositiva como sustento implícito (lo dijimos, gestalt) de la forma urbana (para no ir
muy lejos, pensaremos a la Plaza del Capitolio por Miguel Ángel), y, por otra
parte, la morfología urbana (o de los espacios urbanos, para ser más
específico) y el papel de derivación formal del modelo evolutivo que presentan
(aunque sea sólo en una perspectiva de movimiento individual en el caso de
Tschumi, y con una sola vía de resolución, la explosión, como vemos al final de
los Manhattan Transcripts, mientras
nosotros, siguiendo, de hecho, la conformación misma del libro de Tschumi,
presentaremos cuatro modelos, a nuestro sentido exhaustivos, pero habría que
revisar experimentalmente esta aserción).
II.2.
Desde la interdisciplinariedad
Es
evidente que tal posición para abordar un hecho, aparentemente, de nuevo, poco
dado a la interpretación transdisciplinaria, y, además, a este abordaje desde
la problemática de la visualidad, ya que, como para la arquitectura, asumimos,
y más aún (porque es generado desde la arquitectura, con todo su peso de
funcionalidad supuesta), que el urbanismo se desprende de valores, sean éticos,
sociales, de evolución poblacional, o de normas patrimoniales, de necesidades
mercantiles, rurales e industriales, etc., pero, en fin, no de una
transversalidad no dicha (preferimos este concepto al de implícita, que no da
la tensión psicológica a la que nos estamos refiriendo), es evidente, decíamos,
que nuestra posición, o, para ser más específico, en términos panofskianos
(refiriéndose a Vasari y a los renacentistas), nuestro posicionamiento ante el
hecho (en cuanto, lacanianamente, por así decir, siempre, situación de hecho,
no de derecho o orgánico) urbano depende de una inscripción postmoderna,
queríase derridiana o lacaniana.
Nos
interesa más el aspecto lacaniano en este aspecto, porque no es de mayor
utilidad metodológica.
Como,
sin embargo, no es nuestro proyecto revisar el concepto lacaniano en sí,
citaremos rápidamente un texto de Fernanda Gómez de la Torre ("Un comentario sobre la teoría del cuerpo
especular", https://edipolacaniano.wordpress.com/2013/02/28/un-comentario-sobre-la-teoria-del-cuerpo-especular/)
sobre la parte de Lacan que aquí nos interesa, a saber la idea de disolución:
"Patricio Álvarez (“Hablar,
¿con cuál cuerpo?”,
http://www.enapol.com/es/template.php?file=Textos/Hablar-con-cual-cuerpo_Patricio-Alvarez.html)
nos propone en este texto, revisar las
teorías que Lacan propone sobre el cuerpo.
Una
primera, la del cuerpo especular, en la que el significante marca el cuerpo.
Una
segunda, la del cuerpo topológico, que habla del goce en el significante.
Y
una tercera, la del acontecimiento de cuerpo, que incluye las dos anteriores y
es más compleja.
Comentaré
en esta ocasión, acerca de la primera teoría.
El
autor nos propone un recorrido bibliográfico bastante ordenado, que, pienso,
ayuda a clarificar esta primera parte.
Lo
primero que nos dice el autor es que Lacan establece que las normas del ideal
del yo construyen el cuerpo especular y también que la norma principal que la
regula es el Nombre del Padre. Lacan construye toda su clínica de las
estructuras a partir de la relación
entre simbólico e imaginario.
Revisando
el Seminario 3, capítulo VII, “La disolución imaginaria”; vemos que sobre la imagen especular, Lacan
dice: “Esta imagen es funcionalmente esencial en el hombre, en tanto le brinda
el complemento ortopédico de la insuficiencia nativa, del desconcierto, o
desacuerdo constitutivo, vinculados a la prematuración del nacimiento. Su
unificación nunca será completa porque se hace precisamente, bajo la forma de
una imagen ajena, que constituye una función psíquica original. La tensión
agresiva de ese yo o el otro está integrada absolutamente a todo tipo de
funcionamiento imaginario en el hombre”.
Esto, a su vez, nos remite a su Escrito “El Estadio del espejo como
formador de la función del yo…” donde se propone el estadio del espejo como una
identificación, una identificación a la propia imagen, antes incluso, de
“objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que
el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto”.
En
“La disolución imaginaria” Lacan apunta algo muy importante con relación a lo
imaginario, y es esta sensación de amenaza con respecto al otro, al otro que
vuelve a tomar su lugar de dominio, y dice Lacan “en él (el sujeto humano) hay un yo que siempre en
parte le es ajeno”. Y luego propone “que
la ambigüedad, la hiancia de la relación
imaginaria exige algo que mantenga relación, función y distancia. Es el
sentido mismo del complejo de Edipo”. Con respecto a esta “relación, función y
distancia” vemos que en Schreber no funciona del todo así, ya que la
identificación imaginaria con el otro está fraccionada, el otro es
“desdoblable, desplegable”, en su delirio hay identidades múltiples de un mismo
personaje, es la metonimia en vez de la metáfora. Se me ocurre aquí la imagen
de estos muñecos que se obtienen doblando un papel en varias partes, que luego
de ser cortados resultan en una cadeneta de hombrecitos que se fusionan, donde
no hay pues, distancia de uno y el otro.
Ahora
bien, Álvarez también nos propone revisar el Seminario 10, donde podemos
encontrar nuevamente cómo Lacan resalta la importancia de la relación especular
e introduce aquí la relación con el significante:
“Recordemos
pues, cómo la relación especular ocupa
su lugar y de qué modo depende del hecho de que el sujeto se constituye en el
lugar del Otro y su marca se constituye en la relación con el significante.
En
la pequeña imagen ejemplar, de donde parte la demostración del estadio del
espejo, aquel momento de júbilo en que el niño, captándose en la experiencia
inaugural del reconocimiento en el espejo, se asume como totalidad que funciona
en cuanto tal en su imagen especular, ¿acaso no he recordado siempre el
movimiento que hace el niño?(…) A saber, se vuelve hacia quien lo sostiene, que
se encuentra ahí detrás. Si nos esforzamos por asumir el contenido de la
experiencia del niño y por reconstruir el sentido de ese momento, diremos que,
con ese movimiento de mutación de la cabeza que se vuelve hacia el adulto como
para apelar a su asentimiento y luego de nuevo hacia la imagen, parece pedir a
quien lo sostiene-y que representa aquí el Otro con mayúscula- que ratifique el
valor de esta imagen”.
En
el capítulo III del Seminario 10, Lacan nos habla de dos clases de
identificaciones imaginarias: la identificación con i(a), la imagen especular
tal como la encontramos en la escena
dentro de la escena, y está la identificación más misteriosa, cuyo enigma
empieza a desarrollarse aquí con el objeto de deseo en cuanto tal, a."
Las negrillas
son nuestras.
Nos
satisfaceremos con enfatizar la cuestión de lo especular como un fenómeno que
implica y recae en la relación con la Otredad. Pero, más aún, en el hecho, para
nosotros, central de que pasa dicha relación por una concepción, al menos en
Lacan y sus intérprete, espacial, de impulso hacia una escena compartida, en la
que el Yo, tirándose, crea el mundo de la experiencia. Ahora bien, aquello no
es sino la definición misma que podríamos dar de los Manhattan Transcripts de Tschumi.
Por
otra parte, en el Seminario 3, Clase 7, del 18 de enero de 1956, acerca,
siempre, de la disolución imaginaria, no nos dice, precisamente, Lacan, desde
que empieza (de hecho, en la primera frase):
"Hoy tenía intenciones de penetrar la esencia de la locura, y pensé que
era una locura. Me tranquilicé diciéndome que lo que hacemos no es una empresa
tan aislada ni azarosa."
Lo
que nos llama poderosamente la atención, porque, precisamente, es el mismo
origen que nos lleva a contemplar el proceso disociativo de "disolución" lacaniana para abordar
la cuestión de esta locura en esencia que es la posibilidad, llevada, de hecho,
lo dijimos, a la realidad, de una experiencia urbanística (aunque sea posible,
y natural, en los tiempos remotos de las sociedades pequeñas y primitivas, pero
ya no en las complejas y sobrepobladas nuestras del siglo XXI) provocada por,
lo expresamos también, como punto de partida, actos urbanos independientes de
toda planificación urbana, que desconocen, o que, digamoslo más sencillamente,
no existe (lo excusamos antes: por las razones que sean), porque si existiese,
justamente, no se darían (ni podrían dar) tales actos.
Podemos
así, sobre esta premisa, trasladar la cuestión del estudio freudiano de Lacan
del campo lingüístico (con su abordaje de dos de los casos de las Cinq psychanalyses [1909] de Dora
y del Presidente Shreber) al arquitectónico y urbanístico.
III.
LA BÚSQUEDA DE MODELOS ANÁLOGOS
III.
Taxonomía de los fenómenos encontrados
Los
fenómenos de ocurrencia urbana son, según nuestra delimitación y repertoriación,
de cuatro índoles o formas:
1.
La explosión, es el caso de las villas
creándose alrededor de los centros urbanos (Jinotepe, Masaya, conurbación de
Managua alrededor de sus vías de conexiones con otras ciudades: hacia Masaya,
Carazo y León, y ahora hacia Carretera Norte también);
2. La
acumulación, es el caso de los espacios internos que, en vez de regenerarse, se
producen como hacinamiento social, genuinamente (como el Mercado Oriental) o
institucionalmente (como las Casas del Pueblo);
3. La
proximidad, es el caso de los centros (mini-centros comerciales, o
urbanizaciones) que se crean a la orilla (principio de cercanía, entonces) de
la carretera (caso concreto de la Carretera Masaya) y hasta hacia varios
kilómetros hacia dentro, pero siempre (o como norma general) favorecidos por la
existencia de una calle de tierra, o de algún camino hacia dentro de las
tierras, y, en caso contrario, por la aparición de un núcleo de viviendas o
poblacional que produce la implementación del incremento del abuso del suelo a
los alrededores;
4.
Por reproducción celular o mitosis, en
que cada brazo o extensión, cromosoma por así decir, que, como en el caso
biológico, "se pueden hallar desde
estados laxos o poco compactados, como en los núcleos de las células en
interfase, hasta en estados altamente compactados, como sucede en la metafase
mitótica"
(http://es.wikipedia.org/wiki/Cromosoma#Estructura_y_composici.C3.B3n_qu.C3.ADmica_de_la_cromatina),
caso de las entradas hacia dichos brazos de caminos alrededor de las carreteras
principales, como en la Carretera Masaya, que implican la desmultiplicación
marginal de núcleos en forma de árbol, muy similares, siguiendo nuestro simil
con la forma arquitectónica o compositiva, con la manera en que se amplia el
punto hacia la línea como vegetal, en particular como árbol, desde un tronco o
núcleo central y ramificándose, según Paul Klee en sus Cuadernos pedagógicos de la Bauhaus (publicados por Jürg Spiller,
en particular en el Volúmen 2: La
naturaleza de la naturaleza, que recopila los años 1921-1924 y 1928-1929).
III.2.
Explicación comparativa de los modelos encontrados
Una
vez que hemos hecho esta zonificación del tejido urbano, nos queda por
demostrar su reproductibilidad, con el fin de entender por qué (ya que asumimos
cómo) procede.
III.2.a.
La explosión
Se
conocen sobremanera los problemas creados por las zonas industriales que han
venido rodeando, con sus construcciones de zinc alrededor de los centros
tradicionales, incluso los más pequeños, como en Vendée, y de los rótulos
publicitarios (con la necesidad de "manejarla
mejor", Publicité extérieure,
enseignes et préenseignes, Rapport à
Madame Chantal Jouanno Secrétaire d’Etat à l’Ecologie et Monsieur Hubert Falco
Secrétaire d’Etat à l’Aménagement du Territoire por el Senador Ambroise
Dupont, en junio 2009, pp. 27ss., http://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/094000270.pdf,
constatada por numerosas pequeñas localidades específicas, véase por ejemplo http://www.saint-egreve.fr/595-enseignes-publicitaires.htm
o http://www.rousset-fr.com/fileadmin/documents/cadre-de-vie/RLP_Rapport_de_presentation_RLP.pdf),
como, en general, la aparición de suburbios extensivos (lo que en Francia llegó,
con su conjunto de autopistas circulares, a llamarse el Gran París [1870-1940, http://fr.wikipedia.org/wiki/Paris#Paris_et_ses_alentours,
y después: "Según el Instituto
nacional de estadísticas y estudios económicos,
la unidad urbana de Paris era compuesta por 412 comunas en la nueva delimitación
de 2010, por una superficie de 2 845 km2, agrupando 10 460 118 de habitantes en
el censo de 2010", la "Grande couronne" siendo el primer conglomerado a nivel
europeo, con 12 012 km2, al albergar 1157 municipalidades
y 11,7 millones de habitantes, http://fr.wikipedia.org/wiki/Unit%C3%A9_urbaine_de_Paris
y http://fr.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9ographie_de_l%27%C3%8Ele-de-France#La_grande_couronne]).
Evidentemente
este proceso no es sino la implementación enloquecida de la extensión extra-muros de la ciudad medieval hacia
sus expansiones modernas, y, ante todo, contemporáneas, desde el siglo XIX.
Proceso que se reproduce en el conjunto de las grandes ciudades y capitales
alrededor del mundo, ricas o pobres, por una serie de factores que son, desde
la segunda mitad del siglo XIX, la vacunación sistemática, y la baja de la tasa
de mortalidad, el incremento de los nacimientos, y el aumento de la vida, todo
aquello asociándose con la permanencia de la desafección del campo a provecho
de la ciudad, por razones esencialmente de posibilidades de empleo (económicas
entonces) y de acceso a los bienes y servicios (de entretenimiento entonces).
III.2.b.
La acumulación
Encontraremos
como elemento satisfactorio de representación del hacinamiento (lo que
representamos como acumulación en nuestro punto 2) la descripción que nos da
Eugène Sue en Los Misterios de París
(1842-1843) de un "tapis-franc"
("Llámase Tasca en la jerga que usa la
gente de vida airada la taberna ó figon del mas ínfimo quilate. Son
dueños de esta clase de tabernas en Paris personas del
uno ú otro sexo perseguidas ya ó cuando menos vigiladas por la justicia, á las
cuales en esa misma jerga suele llamarse burlaores. Los parroquianos que allí acuden son
petardistas, rateros, ladrones, asesinos y demas canalla del mismo pelage.",
Barcelona, Tomás Gorchs, 1844, T. I, Iera Parte, cap. I: "La Tasca", p. 5) en el París de
1838, mucho antes de las transformaciones haussmanianas, y de sus espacios superpuestos, que tienen un
sórdido efecto para el héroe:
"Rodolfo no habia hecho atencion en una de esas tabernas
subterráneas que algunos años atras se veian en varios puntos de
los Campos Elíseos. La escalera abierta en la tierra húmeda y pegajosa
conducia al fondo de aquella especie de ancho foso cuyo techo
cubierto con mohosas tejas alzábase apenas sobre el nivel del sitio en que
Rodolfo se encontraba. Un angostísimo pasadizo que atravesaba la caverna por lo
largo conducia desde la escalera á la puerta de la casa; y el resto
del terreno desaparecia ba jo un encañado que tenia resguardadas dos
hileras de tablas gruesas puestas en el suelo." (cap. XVI:
"Los preparativos", p. 131)
Este
proceso de acumulación, que hallamos, por ejemplo, en la desmultiplicación en
un mismo sitio de negocios de misma índole, en general pulperías, que, en el
caso de la cuadra de la Iglesia de El Calvario en Masaya contiene no menos de
cuatro, más otro tanto (al menos seís) en las calles justo adyacentes,
podríamos citar todavía las ventas de pupusas y/o liquor en la Avenida
Universitaria de la UNI, desde tiempos de Arnoldo Alemán (segunda mitad de los
años 1990) hasta hoy, se expresa mucho más todavía en la evolución de la
prostitución en el puerto antiguo del Pireo:
"La población flotante de este suburbio de Atenas incluía los
extranjeros, libertinos, jugadores, vagabundos: era para las cortesanas una
clientela lucrativa y ardiente. Ellas vivían entre sus siervos ordinarios y no
tenían nada más que hacer sino ir en busca de aventuras en la ciudad bajo la
mirada severa de los jueces y de las matronas; las cortesanas estaban
perfectamente a gusto en el Pireo y afluían de todas partes del mundo. Esta
afluencia, en detrimento de los intereses de todas, cambió para algunas el
teatro de sus paseos: las más orgullosas y las más triunfantes se acercaron a
Atenas, y se vinieron a enseñar sobre el Cerámico." (P. L. Jacob, Histoire de la prostituion chez tous les
peuples du monde: depuis l'antiquité la plus reculée jusqu'à nos jours,
Bruxelles, Librairie encyclopédique de Perichon, 1851, T. I, p. 121, la
traducción es nuestra)
"Los dicteriadas y flautistas, así como las hetairas de último orden, al
ver que la galantería más ventajosa se cotiza en el Cerámico, se aventuraron a
venir allí o al menos a acercarse; se fueron sucesivamente del puerto del
Pireo, del de Falero, la ciudad de Escirón y las afueras de Atenas, para
competir con las hetairas de la aristocracia, que a su vez se echaron para
atrás y finalmente se refugiaron en la ciudad. Las leyes que prohibían que
aparecieran allí en traje de cortesana se abolieron de hecho, ya que dejaron de
ser aplicadas. Se vieron entonces las prostitutas más despreciables llenar los
alrededores de la puerta Dípilon, y vagar tranquilamente a su odioso comercio.
Las sombras del Cerámico y el césped que rodeaba las tumbas era demasiado a
favor de la práctica de la prostitución, que había tomado posesión de este
glorioso cementerio! "Es en la puerta del Cerámico, dice Hesiquio, que las
cortesanas toman tienda." Luciano también explicita: "Al final del
Cerámico, dice, a la derecha de la puerta de Dípilon, es el gran mercado
de hetairas." Se vendá, compraba a
cualquier precio, y con frecuencia la mercancía se entrega en el acto, a la
sombra de algún monumento a un gran ciudadano muerto en el campo de batalla.
Por la noche, al amparo de la oscuridad, la tierra desnuda o cubierta de hierba
ofrecía un escenario permanente para el tráfico despreciable del libertinaje, y
a veces el transeúnte tardío, que por una noche sin luna cruzaba el Cerámico y
apresuraba sus pasos a lo largo del Jardín de la Academia, creía oír los lamentarse
los fantasmas alrededor de las tumbas profanadas.
La
invasión del Cerámico por las mujeres públicas sin embargo no había despoblado
el Pireo: todavía había un gran número de estas mujeres en este vasto suburbio,
que reclutaba a sus habitantes entre los viajeros y comerciantes de todas
partes del mundo conocido. Asimismo ocurría con el puerto Falero y el burgo de
Escirón donde afluían tanto cortesanas como extranjeros. Su principal centro
era una gran plaza que se abría sobre el puerto del Pireo, y que miraba a la
ciudadela. Esta plaza, rodeada de pórticos bajo los cuales sólo se veían a
jugadores de dados, a gente dormida y a filósofos despiertos, se llenaba hacia
el anochecer de una multitud de mujeres, casi todas extranjeras, algunas con
velos, otras medio desnudas, que, de pie e inmóvil, o bien sentadas, iban y venían,
en silencio o molestas, obscenas o reservadas, apelando a los deseos de los
transeúntes." (Ibid., pp. 122-124, la traducción siempre es nuestra)
El
mismo fenómeno que en el antiguo Pireneo de hacinamiento se encuentra, por
ejemplo, en la actual Calle Saint-Denis en París.
En
sentido social, ya que citabamos las Casas del Pueblo nicaragüenses, vale
recordar los casos fallidos de hacinamiento no previsto en la propuesta de la
Cité Radieuse de Le Corbusier (1947-1952), "la casa del loco" como lo llamaron los marsellais (http://fr.wikipedia.org/wiki/Cit%C3%A9_radieuse_de_Marseille),
de la Cité des 4000 de La Courneuve (1956-1967), el residencial Le Signal
(1967), conocido como "la verruga"
(http://www.aqui.fr/mobile/article.php?id_article=9805) a Soulac-sur-Mer
(Gironde, Francia), este último por crear una pared, ahora desalojada porque
peligrosa por el cambio climático (Le
Figaro , 24/01/2014), entre el mar y el pueblo.
III.2.c.
La proximidad
Tal
vez el mejor ejemplo de proximidad, y volveremos a ello en la explicación de
modelo nacional, es el de los cementerios, tanto de guerra, donde,
anonimamente, se acumulan estelas, o, todavía más aún, según el modelo
norteamericano, o de las antiguas catatumbas, el de estos cementerios a la
estadounidense, en los que los cuerpos ya no yacen, literalmente, horizontales
("yacer", del latín "iacere": "estar tendido"), sino verticalmente, con el único fin,
evidentemente, de ahorrar espacio.
III.2.d.
La mitosis
Proximidad
y mitosis son fenómenos, como vemos en el caso nicaragüense, asociados con el
de explosión, ya que implican una extensión del tejido y del dibujo urbano en
función de un núcleo original. Por eso mismo pueden referenciarse el último en
términos biológicos, ya que parte de una celula-madre.
Sin
duda nos parece, remitiendo a nuestra conferencia "Ficcionalidad del espacio urbano: Uso, accesibilidad; Comprensión,
interpretación; Polarización, guetización" (3er Ciclo de Conferencias
I+D+i FARQ.: "La ciudad, el
urbanismo, el territorio", Facultad de Arquitectura, UNI, Managua, 3
décembre 2013), que hallamos el mejor ejemplo, o el más claro, de extensión
(porque de eso se trata, al final, cuando hablamos de mitosis) por tentáculos
de este modelo, ya no sólo celular, sino bacterial (aún cuando las bacterias y
los virus tienen otras formas de reproducirse, pero se nos perdonará esta
imprecisión, no siendo nuestro propósito la cuestión biológica per se), en la desmultiplicación de
centros con su propias iglesias (los citados barrios de las ciudades
nacionales, los romanos del Renacimiento), o, aún más claramente en la
extensión y reproducción de la línea interna de la ciudad con nuevos símbolos
de poder, como en Londres con el edificio 30 St Mary Axe (2001-2003) de la
City, pero más específicamente todavía con el Arco de la Défense de Mitterand
respecto del eje parisino que históricamente culminaba con el Arco de Triunfo,
y que este presidente reforzó con la Pirámide (ver nuestro artículo "Min Pei", Nuevo Amanecer Cultural, 14/5/2005, p. 10).
IV.
LAS EVIDENCIAS
Sobre
estos antecedentes, podemos afianzarnos para lograr, puesto la norma general, y
comparada con sus modelos, intentar hallarle una explicación, o un motor
primario (artistotélicamente hablando) de este movimiento informal.
IV.1.
Buscando un origen al modelo para entenderlo: la ciudad-calle
Las
anteriores aproximaciones nos dan una visión más clara del proceso evolutivo de
un modelo informal.
Desde
esta perspectiva, podemos volver encontrar, a nivel macroestructural, un
formato prealable o modelizable para comprenderlo mejor.
Nos
parece encontrarlo en la forma de la evolución norteamericana. De hecho, era de
esperar que, reportándonos a la historia, las ciudades nicaragüenses no
tuvieran una vivencia realizada desde sus centros construidos, o desde su
tradición, ya que son recientes, elevadas todas a rango de ciudad en el siglo
XIX, muchas en la segunda mitad, o todavía hasta en el siglo XX. Lo que deja
ver claramente cómo una extensión (poblacional y habitacional) reciente, lo que
atestigua todavía, según las fichas municipales del país, la aparición de los
parques centrales y de los mercados, o de los servicios básicos, de los cuales
muchas todavía sufren por inexistencia o mala distribución (como en el caso de
la cabecera departamental que es Jinotepe en lo que al agua respecta), los tres
a extremos finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Por
ende, no es de extrañar que las ciudades nacionales se ubican desde una
visualidad basada sobre el modelo de la ciudad-calle (como El Crucero en el
Departamento de Managua, Diriamba y Pochomil en el Departamento de Carazo,
Sébaco, Jinotega, San Rafael del Norte en el Departamento de Jinotega, para
tomar ejemplos en puntos distintos del país), o, en defecto surgen desde una
avenida de entrada (como Nindirí en el Departamento de Masaya, Las Nubes en el
de Managua, y Santa Teresa en el de Carazo, modelo que encontramos también en
lo que respecta a Xiloá también en el Departamento de Managua).
Aquello
tiene otra consecuencia importante: la imposibilidad de expresar una herencia
anterior al momento presente, por la combinación de estos dos hechos, muy
americanos: la tardanza de la elevación del conjunto urbano a un nivel que no
sea de simple agrupación vivencial (aquello a pesar del modelo centralizado de
la Plaza Central o Mayor), y la configuración exclusivamente funcional de lo
urbano (en cuanto ciudad-calle).
Sacando
una conclusión, a nuestro sentido, equivocada del papel de la ubicación
alrededor de la calle de la construcción de la ciudad (ya que confunde el
efecto con la causa), sin embargo Jan Gehl (La humanización del espacio urbano: la vida social entre los edificios,
Barcelona, Reverte, 2006, p. 99) describe este fenómeno, aunque desde el modelo
nórdico (escándinavo y sueco):
"En esta situación, la calle flanqueada por edificios bajos se con una
calle vierte en la forma organizativa natural como consecuencia lógica de las
limitaciones del movimiento humano y de un sistema sensorial orientado frontal
y horizontalmente. Cuando las actividades se agrupan a lo largo de una calle,
cada persona puede saber lo que está pasando en la zona dando tan solo un paseo
corto.
Este
principio edificatorio se encuentra en su forma más sencilla en las ciudades
construidas en torno a una sola calle. Ya se han mencionado los pueblos
tradicionales que crecieron a lo largo de una calle principal. Un ejemplo
reciente de ciudad construida según este principio es Gárdsákra, en Eslóv
(Suecia), proyectada por el arquitecto Peter Broberg."
En
realidad, el ejemplo nicaragüense, cuyas casas viven alrededor del patio
interno, y, como en León o Granada, del esconder (en particular la joven
núbil), si bien las personas suelen salir a la calle para tomar el aire y ahí
sentados permanecer para ver, como dice Gehl lo que está pasando (lo que, a
nuestro sentido, proviene más del modelo medieval de la organización del barrio
en un contexto todavía altamente de mentalidad y vivencia rural, o, por lo
menos, no industrial), enseña que es menos la intención de verse que la
elevación alrededor de la vía que, al menos en lo que a las sociedades
primitivas concierne, decide de la elaboración no por planificación sino de
hecho de ciudades-calles.
Es
suficiente para convencerse de ello de oponer la razón, ésta sí intencional, de
la construcción de parques centrales, de la elaboración de la ciudad por
barrios (en León, Granada, Masaya, Managua, Diriamba), todos elementos que
implican una conexión social relacionada con la ciudad ideal renacentista,
centralizada, donde se ubican el poder terrenal y religioso, a la visión
funcional del tránsito (que permanece hoy en día, véase la ausencia de espacios
peatonales en los centros comerciales de la capital y de aceras sistemáticas en
las urbanizaciones nuevas). Así la primera ciudad colonial, León Viejo, según
su trazado remitido a sus vestigios y al centro histórico que los contiene, es
una ciudad-calle.
Va
por descontado, entonces, que, utilizando esta vez un simil tecnológico, la
ciudad nacional se construye desde no la idea de permanencia, sino con el
pretexto de la efimeridad. Se mencionó a menudo las construcciones temporales
de los hospitales durante los años 1980, que siguen sin haber sido sustituídos.
Pero el ejemplo puede ampliarse aún mucho más. Hablaremos, en este nuevo simil,
de arquitectura a la manera o con una inconsciente intención de "balloon frame", propia ésta, dicho
de paso, de la arquitectura norteamericana de la Conquista del Oeste, y que
favoreció la posterior aparición de los modelos constructivos contemporáneos
(ya no con tablas de madera, sino de toda clase de materiales ligeros, por eso
fácilmente levantados por las tormentas, tan frecuentes en los Estados Unidos).
Así,
podemos citar, sin exhaustividad, el Club Elite, en Managua, la esquina opuesta
a la gasolinera antes de llegar al edificio Lafise, de un antiguo espacio de
venta de carros, siempre Carretera Masaya, siguiendo esta misma línea la
esquina de la gasolinera del kilómetro 10 y medio de entrada hacia la UNICA
(que implicó la destrucción de toda una esquina, de casi una cuadra,
anteriormente existente), y después el Hotel Campo Real en el kilómetro 12 y
medio, todos edificios en vía de desconstrucción en el 2015 (salvo la
gasolinera del kilómetro 10 y medio, anterior de algunos años), o, en la misma
Masaya, las esquinas que desaparecen, ejemplo de ello la casa de fontanero
frente al parque San Miguel, que, cuando se va el propietario, quita todo lo
que puede de materiales, empezando por el zinc de los techos, dejando al
desnudo el solar y las paredes que no pueden ser llevadas.
Se
nos objetará entonces una posible idea de mejora y cambio urbanos, pero es de
hacer notar, como lo expresaron bien los ejemplos que acabamos de dar, que, una
vez más, no se trata de una reurbanización planificada, sino de puntos aislados
de desaparición (como los de explosión del dibujo en los Cuadernos pédagogicos de Klee, que él asemeja a "semillas"), como en un bosque
cuando muere una planta, sin que desaparezca ni se modifique nada más a su
alrededor. Son agrupaciones vivenciales o negocios que surgen, se desarrollan
con sus respectivos acabados (de vidrio polarizado en el caso del Elite, de
piedra laja en el caso del Campo Real), los cuales, costosos o de utilidad, son
los primeros en desaparecer. Quedando las paredes de láminas de plycem, que
siguen despojándose al paso de los meses, o en efecto de días, según los casos.
IV.2.
Comprobación del modelo: la configuración de los cementerios nacionales y las
actitudes del "Hombre ante la muerte"
Quedan
así explicados dos fenómenos, si nos reportamos, y aceptamos el modelo que
acabamos de plantear:
1.
La no existencia de una línea de tiempo
(por cercanía en el tiempo de la elaboración de la ciudad nacional, y por su
carácter meramente funcional, recuerda así en su autobiografía Memorial del 60 salida recientemente el
historiador Jorge Eduardo Arellano que poco antes de su nacimiento en 1946
Granada todavía no tenía calles sino de tierra, y la Calzada era arborizada de
mangos, tal vez vale la pena recordar ahí no más que Granada, si la
consideramos como línea, es una ciudad que se genera, en un estrecho casco
urbano central de apenas seís cuadras, desde la Calle Real Xalteva, siguiendo
hacia el Malecón por la Calle El Caimito, siendo paralela la Calzada, que llega
también al lago, pero desde el muelle, a la Calle Xalteva);
2.
La consecutiva no elaboración de un plan
territorial preciso, urbano o interurbano, por la ausencia de modelo histórico
previo claro, si no es la ciudad colonial, en cuanto pequeños pueblos
productivos, rodeados por campos (es igualmente la forma de Chichigalpa con su
industria, sea de caña, de ron o de algodón).
Ahora
bien queda por confirmar el modelo así elaborado, que implica, hasta aquí, dos
contenciones: el fenómeno en sí (las cuatro expresiones encontradas), su
reminiscencia de modelos anteriores análogos que pueden justificar su
ocurrencia; y la razón histórica interna (ya no por modelos análogos, sino por
evolución propia) que lo explica (desde su misma carencia) - hay que distinguir
claramente aquí, por un lado, la morfología del modelo (que es la parte donde
nos dedicamos a describirlo visualmente), y su origen o causa posible (que lo
induce sin determinar exactamente, es decir obligatoriamente, su sistema de
evolución) -. La causa explica la razón del origen del movimiento, sus
modalidades dependen de una configuración propia, especular sin duda (ya que
depende doblemente de la reproducción de modelos que podemos encontrar en otras
partes, por ende que nos permite hallar una sistematicidad sintomatológica,
abriendo el paso a una competencia para el analista de interpretación, y, a la
vez, de configuraciones internas que preveen su desarrollo, la configuración
urbana, la existencia o no de calles o caminos específicos orientaron y
moldearon la evolución y el desarrollo de la enfermedad informal de la
extensión de este nuevo tejido urbano que se superpone y extiende), especular
sin duda dicha configuración, pero sin embargo (porque, precisamente, depende
de lo ya existente, o de su carencia, en este caso patrimonial) propia,
individual. Aplicable en su sistematicidad (es lo que queríamos), pero siguiendo
informal, es decir, cuyo desarrollo depende de la morfología existente, no de
normas externas (legales o éticas).
Dicho
de otra forma, el modelo no puede contemplar lo que no es: la formalidad de un
desarrollo pensado.
Si
hemos, entonces, realizado los dos pasos metodológicos de descripción de un
modelo, expresando su orientación, y de razón genética de su movimiento
(estamos siempre hablando en términos morfológicos), la comprobación del
modelo, que hemos hecho en parte mediante los modelos análogos, que a la vez
expresan la posibilidad de que existe de manera analisable remitiéndolo a
objetos paralelos y demuestran la validez de nuestra experimentación acertiva
(en sentido de acersión) acerca de su configuración, la comprobación del modelo
se hará, esta vez, en sentido ya no horizontal (de lo externo hacia lo
interno), sino vertical (de la división de los formatos del modelo, en cuatro
tendencias, hacia su superposición).
Elegiremos
para ello hablar de los cementerios nacionales, defenidos, desde la
funcionalidad sin función, según el formato internos que hemos supuestos y
vistos, desde la formalidad informal, en los cuatro aspectos ya vistos:
1.
No contemplan espacios para pasear entre
las tumbas, de hecho son hechos por lo que sirven, contener muertos; el
concepto de integración humana (no como carga, los muertos, sino como seres
vivos, en acción - el movimiento de Tschumi, hasta del suicidado y del
asesinado, en el ámbito social -) no se vislumbra aquí como pertinente (como en
los buses no se entiende los espacios vacíos como de salida, sino como de
suplemento de relleno de pasajeros, ya que el transporte en común, para los
pobres, debe implicar, como es costumbre de oír, un malestar físico, sino, si
se quiere comodidades, hay que "comprarse
un carro" - asimismo como la comodidad es, en vida, del rico, el paseo
es de los vivos, entonces no cabe para un cementerio -); por ende, se debe
caminar encima de las tumbas ajenas para llegar a la de su pariente; eso es lo
que representa para nosotros el concepto de hacinamiento o acumulación;
2. Obviamente, como lo expresamos anteriormente,
el de proximidad se desprende de ahí, son todas las tumbas acumuladas una junto
a la otra, para que cada centímetro cuadrado de tierra sirva, no debe haber
desperdicio, lo que revela, a cierta nivel, una mente bien ordenada;
3. De
ahí se integra el concepto de mitosis, que son las extensión entre tumba y
tumba de otras más y más, sin fin, hasta llenar cada centímetro cuadrado,
llegando, en última instancia, a la susodicha acumulación;
4.
Dejamos aquí de último la explosión, que
pusimos, en lo urbano, de primero (porque era allí el formato más inmediato,
más no aquí); la explosión se implementa, obviamente, en los cementarios, no
por extensión de un centro, sino por substitución (de los muertos, por el
reajustamiento de los huesos dentro de los mausoleos familiares, y las
renovaciones de concesiones, las regalías o préstamos de espacios para toda la
eternidad a los que no tienen adonde ser puestos, sin meta particular de
aumentar, finalmente, estos espacios sino hacia abajo, de nuevo, por
acumulación de cuerpos sobre cuerpos).
V.
CONCLUSIÓN
V.1.
Las premisas: metodología y acercamiento descriptivo a los fenómenos estudiados
Si
recapitulamos nuestro recorrido: planteamos que la informalidad de la ampliación
del modelo urbano de nuestra ciudad capital podía tener su raíz en normas
externas a la legalidad, pero fundamentadas en procesos analizables de
modificaciones, en función de datos reconocibles.
En
primera instancia, describimos cuatro procesos, que consideramos, empíricamente
como exhaustivos, visibles en Managua.
De
estos cuatro hemos demostrado que tenían correspondencias en otros contextos,
permitiendo así asumir que, si eran reproducibles, tenían que ser, asimismo,
analizables (no sólo describibles).
V.2.
Recapitulación de los valores de modelización desde los modelos análogos
De
ahí nos planteamos la manera de considerar la posibilidad, ya modelizados (es
decir, remitidos a modelos ajenos pero similares), de hallar la causa general de
estos procesos, ya evidenciados.
Paremósnos
un poco sobre este concepto de inteligibilidad de nuestros cuatro casos por
comparación, para aclararlo rápidamente. La explosión proviene siempre de la
implementación genuina de un simple aumento poblacional, y se forma asimismo
siempre rodeando los tejidos originales, proceso involutario pero cierto de
asedio de las nuevas poblaciones a las ya instaladas, de las nuevas villas a
los viejos cascos urbanos, del burgo a la ciudad fortificada (es la relación intra versus extra-muros). La acumulación se expresa siempre, desde la Avenida
Universitaria nuestra hasta el Pireo, por hacinamiento, por razones, lo vimos,
siempre idéntica de congregación económica (Mercado Oriental, o ahorro de
espacio en el caso de los cementerios o de las urbanizaciones que para vender
algunos metros cuadrados más no contemplan nunca acera). La proximidad se
expresa, desde la acumulación que la determina, lo dijimos, por cercanía
extrema, dentro de una extensión máxima (sea por superposición, como en los
cementerios, o por conquista de las calles marginales, como en las
urbanizaciones de Carretera Masaya). La mitosis es una forma particular de la
acumulación, que la implementa y evidencia.
V.3.
Hacia las conclusiones: comprobación y razón del modelo
Teniendo
a mano estos datos, ya entendidos desde la presencia de una modelización
lograda desde el comparatismo, pudimos plantearnos si había una razón de los
fenómenos estudiados, esta vez no de procedimiento (cómo ocurre el fenómeno),
sino genética (por qué ocurre, es decir, de dónde viene).
Hallamos
esta razón desde la perspectiva histórica.
La
historia habiéndonos permitido comprender porque se implementaba nuestro modelo
particular nacional, finalmente, dimos el último paso, que consistió en intentar
comprobar el modelo, por una vía alternativa, que encontramos en la
construcción, igualmente reciente, por ende sin preformación histórica, de los
cementerios nacionales. Sus carencias, de nuevo, nos dieron, a la vez la
comprobación del modelo informal, y de su modelización desde nuestros cuatro
puntos.
V.4.
Meta
Habiendo
confirmado la existencia de una formalidad reproductible (es decir predecible)
de las extensiones de la ciudad capital, en función de modelos referenciables,
desde la creación de un marco morfológico de su abordaje, podemos pretender
preveerlos y, así, contrarrestarlos.