jueves, 25 de junio de 2015











 Buscando un modelo morfológico para la evolución urbana de Managua

Dr. Norbert-Bertrand Barbe

"Ahora dejo que el paciente mismo determine el tema de nuestra labor cotidiana. Parto así, cada vez, de la superficie que lo inconsciente ofrece de momento a su atención, y voy obteniendo fragmentado, entretejido, en diversos contextos y distribuido entre épocas muy distantes todo el material correspondiente a la solución de un síntoma. Mas, a pesar de esta desventaja aparente, la nueva técnica es muy superior a la primitiva, y sin disputa, la única posible. Ante lo incompleto de mis resultados analíticos, me vi obligado a imitar el ejemplo de aquellos afortunados investigadores que logran extraer a la luz los restos, no por mutilados menos preciosos, de épocas pretéritas, completándolos luego por deducción y conforme a modelos ya conocidos. Me decidí, pues, a proceder, análogamente, aunque haciendo constar siempre, como un honrado arqueólogo, dónde termina lo auténtico y comienza lo reconstruido.
De otra distinta insuficiencia soy yo directa e intencionadamente culpable. En efecto, no he expuesto, en general, la labor de interpretación que hubo de recaer sobre las asociaciones y comunicaciones del enfermo, sino tan sólo los resultados de la misma. De este modo, y salvo en lo que respecta a los sueños, sólo en algunos puntos aparece detallada la técnica de la investigación analítica. Con este historial clínico me importaba especialmente mostrar la determinación de los síntomas y la estructura interna de la neurosis. Una tentativa de llevar a cabo simultáneamente la otra labor hubiera producido una confusión irremediable, pues para fundamentar las reglas técnicas, empíricamente halladas en su mayor parte, hubiera sido indispensable presentar reunido el material de muchos historiales clínicos. Sin embargo, en el caso presente no debe creerse que la omisión de la técnica haya abreviado gran cosa su exposición. "
(Freud, "Introducción (a la edición de 1925 de «Historiales Clínicos»)" de "Análisis fragmentario de una histeria (El caso Dora)", 1901-1905, Traducción: Luis López Ballesteros, http://www.elortiba.org/pdf/dora.pdf)

I. INTRODUCCIÓN METODOLÓGICA
            La configuración urbana de la ciudad capital nos induce a plantearnos el problema de su conformación saliendo del urbanismo para entrar al discurso urbano.
            En efecto, hay que reconocer una carencia de planificación urbana del urbanismo (al menos en el sentido de una visibilidad clara de un plan de desarrollo que permita reconocer un rostro urbano de la ciudad - en cuanto organización, jerarquización de los espacios urbanos, instalaciones o proximidad de servicios de los centros poblacionales, repartición del bienestar, por ende accesibilidad de los servicios, protección del medioambiente, natural y patrimonial cultural, etc. -), por las razones que sea (irrespeto de las normas, falta de posibilidad, fondos, voluntad, deseo, competencias...), al mismo tiempo que, sin embargo, ocurren, indeniablemente, actos urbanísticos, es decir intervenciones, tanto públicas como privadas.
            Esta constatación dual tiene entonces la consecuencia siguiente: ocurren (y pueden, tienen potencialidad de ocurrir) actos urbanísticos al margen de la planificación urbana. Pero al plantear eso no se hace mucho, es de conocimiento de cualquiera, sino en general, al menos en nuestro país, porque es más visible.
            La pregunta sería entonces si estos actos, que ocurren porque sí, y lo hacen fuera de toda ley, tienen sin embargo una norma entendible de procedimiento para ocurrir, aunque sui generis. Es decir: si podemos modelizar el funcionamiento, anormal, porque aparentemente sin orden, distinguiendo entonces los dos términos hasta la fecha asumidos como correlacionados entre la anormalidad de los eventos urbanos que modifican a diario el rostro de nuestra ciudad capital en particular, y la asunción de que esta anormalidad no procede de ninguna ley de ocurrencia o aparición de sus fenómenos individuales o puntuales, como también generales.
            ¿Podemos sacar una secuencia reproducible (porque ha ocurrido en varias ocasiones según el mismo procedimiento) de la evolución de la morfología urbana fuera del marco, sea legal o institucional, es decir, de la evolución de nuestras ciudades informales latinoamericanas?

II. TEORIZACIÓN DEL MÉTODO DE APROXIMACIÓN AL FENÓMENO DESDE DOS VÍAS PARALELAS: LA MORFOLOGÍA Y LA HISTORIA URBANAS
II.1. Desde la arquitectura
            En primera instancia, partiremos de la hipótesis que la morfología urbana se produce, al igual que la realización arquitectónica (el microcosmos modelizando el macrocosmos, e inversamente), desde un carácter ante todo formal, si se quiere desde una gestalt (de la que, precisamente, sabemos que sus principios suelen definirse por no ser visibles así no más).
            De ahí, podemos ingresar en dos vías distintas: la del diseño, propiamente dicho, como objeto programático de desarrollo de las formas, lo que plantearon con detenimiento Paul Klee y Vasili Kandinski, con igual esmero, en la Bauhaus (veremos como las modelizaciones de Klee nos pueden ayudar en nuestro estudio); la segunda, del desliz, por así decir, de la estructura urbana a la vivencia dentro de la urbe, para implementar una disertación, también por así decirlo, sobre la elaboración de un modelo analítico (en sentido de descomposición) de la relación entre los eventos sociales dentro de la ciudad y los movimientos que ponen en marcha las tensiones producidas como fuerzas contrarias y de fricción, así que lo propusó Bernard Tschumi en sus ya clásicos Manhattan Transcripts de 1976-1981.
            Esta doble vía favorecerá, para nosotros, en una perspectiva voluntariamente experimental y propositiva, un acercamiento dual pero congruente entre, por una parte, la forma compositiva como sustento implícito (lo dijimos, gestalt) de la forma urbana (para no ir muy lejos, pensaremos a la Plaza del Capitolio por Miguel Ángel), y, por otra parte, la morfología urbana (o de los espacios urbanos, para ser más específico) y el papel de derivación formal del modelo evolutivo que presentan (aunque sea sólo en una perspectiva de movimiento individual en el caso de Tschumi, y con una sola vía de resolución, la explosión, como vemos al final de los Manhattan Transcripts, mientras nosotros, siguiendo, de hecho, la conformación misma del libro de Tschumi, presentaremos cuatro modelos, a nuestro sentido exhaustivos, pero habría que revisar experimentalmente esta aserción).

II.2. Desde la interdisciplinariedad
            Es evidente que tal posición para abordar un hecho, aparentemente, de nuevo, poco dado a la interpretación transdisciplinaria, y, además, a este abordaje desde la problemática de la visualidad, ya que, como para la arquitectura, asumimos, y más aún (porque es generado desde la arquitectura, con todo su peso de funcionalidad supuesta), que el urbanismo se desprende de valores, sean éticos, sociales, de evolución poblacional, o de normas patrimoniales, de necesidades mercantiles, rurales e industriales, etc., pero, en fin, no de una transversalidad no dicha (preferimos este concepto al de implícita, que no da la tensión psicológica a la que nos estamos refiriendo), es evidente, decíamos, que nuestra posición, o, para ser más específico, en términos panofskianos (refiriéndose a Vasari y a los renacentistas), nuestro posicionamiento ante el hecho (en cuanto, lacanianamente, por así decir, siempre, situación de hecho, no de derecho o orgánico) urbano depende de una inscripción postmoderna, queríase derridiana o lacaniana.
            Nos interesa más el aspecto lacaniano en este aspecto, porque no es de mayor utilidad metodológica.
            Como, sin embargo, no es nuestro proyecto revisar el concepto lacaniano en sí, citaremos rápidamente un texto de Fernanda Gómez de la Torre ("Un comentario sobre la teoría del cuerpo especular", https://edipolacaniano.wordpress.com/2013/02/28/un-comentario-sobre-la-teoria-del-cuerpo-especular/) sobre la parte de Lacan que aquí nos interesa, a saber la idea de disolución:

"Patricio Álvarez (“Hablar, ¿con cuál cuerpo?”, http://www.enapol.com/es/template.php?file=Textos/Hablar-con-cual-cuerpo_Patricio-Alvarez.html) nos propone en este texto, revisar las teorías que Lacan propone sobre el cuerpo.
Una primera, la del cuerpo especular, en la que el significante marca el cuerpo.
Una segunda, la del cuerpo topológico, que habla del goce en el significante.
Y una tercera, la del acontecimiento de cuerpo, que incluye las dos anteriores y es más compleja.
Comentaré en esta ocasión, acerca de la primera teoría.
El autor nos propone un recorrido bibliográfico bastante ordenado, que, pienso, ayuda a clarificar esta primera parte.
Lo primero que nos dice el autor es que Lacan establece que las normas del ideal del yo construyen el cuerpo especular y también que la norma principal que la regula es el Nombre del Padre. Lacan construye toda su clínica de las estructuras a partir  de la relación entre simbólico e imaginario.
Revisando el Seminario 3, capítulo VII, “La disolución imaginaria”;  vemos que sobre la imagen especular, Lacan dice: “Esta imagen es funcionalmente esencial en el hombre, en tanto le brinda el complemento ortopédico de la insuficiencia nativa, del desconcierto, o desacuerdo constitutivo, vinculados a la prematuración del nacimiento. Su unificación nunca será completa porque se hace precisamente, bajo la forma de una imagen ajena, que constituye una función psíquica original. La tensión agresiva de ese yo o el otro está integrada absolutamente a todo tipo de funcionamiento imaginario en el hombre”.  Esto, a su vez, nos remite a su Escrito “El Estadio del espejo como formador de la función del yo…” donde se propone el estadio del espejo como una identificación, una identificación a la propia imagen, antes incluso, de “objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto”.
En “La disolución imaginaria” Lacan apunta algo muy importante con relación a lo imaginario, y es esta sensación de amenaza con respecto al otro, al otro que vuelve a tomar su lugar de dominio, y dice Lacan “en él  (el sujeto humano) hay un yo que siempre en parte le es ajeno”.  Y luego propone “que la ambigüedad, la hiancia de la relación imaginaria exige algo que mantenga relación, función y distancia. Es el sentido mismo del complejo de Edipo”. Con respecto a esta “relación, función y distancia” vemos que en Schreber no funciona del todo así, ya que la identificación imaginaria con el otro está fraccionada, el otro es “desdoblable, desplegable”, en su delirio hay identidades múltiples de un mismo personaje, es la metonimia en vez de la metáfora. Se me ocurre aquí la imagen de estos muñecos que se obtienen doblando un papel en varias partes, que luego de ser cortados resultan en una cadeneta de hombrecitos que se fusionan, donde no hay pues, distancia de uno y el otro.
Ahora bien, Álvarez también nos propone revisar el Seminario 10, donde podemos encontrar nuevamente cómo Lacan resalta la importancia de la relación especular e introduce aquí la relación con el significante:
“Recordemos pues, cómo la relación especular ocupa su lugar y de qué modo depende del hecho de que el sujeto se constituye en el lugar del Otro y su marca se constituye en la relación con el significante.
En la pequeña imagen ejemplar, de donde parte la demostración del estadio del espejo, aquel momento de júbilo en que el niño, captándose en la experiencia inaugural del reconocimiento en el espejo, se asume como totalidad que funciona en cuanto tal en su imagen especular, ¿acaso no he recordado siempre el movimiento que hace el niño?(…) A saber, se vuelve hacia quien lo sostiene, que se encuentra ahí detrás. Si nos esforzamos por asumir el contenido de la experiencia del niño y por reconstruir el sentido de ese momento, diremos que, con ese movimiento de mutación de la cabeza que se vuelve hacia el adulto como para apelar a su asentimiento y luego de nuevo hacia la imagen, parece pedir a quien lo sostiene-y que representa aquí el Otro con mayúscula- que ratifique el valor de esta imagen”.
En el capítulo III del Seminario 10, Lacan nos habla de dos clases de identificaciones imaginarias: la identificación con i(a), la imagen especular tal como la encontramos en la escena dentro de la escena, y está la identificación más misteriosa, cuyo enigma empieza a desarrollarse aquí con el objeto de deseo en cuanto tal, a."

            Las negrillas son nuestras.
            Nos satisfaceremos con enfatizar la cuestión de lo especular como un fenómeno que implica y recae en la relación con la Otredad. Pero, más aún, en el hecho, para nosotros, central de que pasa dicha relación por una concepción, al menos en Lacan y sus intérprete, espacial, de impulso hacia una escena compartida, en la que el Yo, tirándose, crea el mundo de la experiencia. Ahora bien, aquello no es sino la definición misma que podríamos dar de los Manhattan Transcripts de Tschumi.
            Por otra parte, en el Seminario 3, Clase 7, del 18 de enero de 1956, acerca, siempre, de la disolución imaginaria, no nos dice, precisamente, Lacan, desde que empieza (de hecho, en la primera frase):

"Hoy tenía intenciones de penetrar la esencia de la locura, y pensé que era una locura. Me tranquilicé diciéndome que lo que hacemos no es una empresa tan aislada ni azarosa."

            Lo que nos llama poderosamente la atención, porque, precisamente, es el mismo origen que nos lleva a contemplar el proceso disociativo de "disolución" lacaniana para abordar la cuestión de esta locura en esencia que es la posibilidad, llevada, de hecho, lo dijimos, a la realidad, de una experiencia urbanística (aunque sea posible, y natural, en los tiempos remotos de las sociedades pequeñas y primitivas, pero ya no en las complejas y sobrepobladas nuestras del siglo XXI) provocada por, lo expresamos también, como punto de partida, actos urbanos independientes de toda planificación urbana, que desconocen, o que, digamoslo más sencillamente, no existe (lo excusamos antes: por las razones que sean), porque si existiese, justamente, no se darían (ni podrían dar) tales actos.
            Podemos así, sobre esta premisa, trasladar la cuestión del estudio freudiano de Lacan del campo lingüístico (con su abordaje de dos de los casos de las Cinq psychanalyses [1909] de Dora y del Presidente Shreber) al arquitectónico y urbanístico.

III. LA BÚSQUEDA DE MODELOS ANÁLOGOS
III. Taxonomía de los fenómenos encontrados
            Los fenómenos de ocurrencia urbana son, según nuestra delimitación y repertoriación, de cuatro índoles o formas:
1.      La explosión, es el caso de las villas creándose alrededor de los centros urbanos (Jinotepe, Masaya, conurbación de Managua alrededor de sus vías de conexiones con otras ciudades: hacia Masaya, Carazo y León, y ahora hacia Carretera Norte también);
2.      La acumulación, es el caso de los espacios internos que, en vez de regenerarse, se producen como hacinamiento social, genuinamente (como el Mercado Oriental) o institucionalmente (como las Casas del Pueblo);
3.      La proximidad, es el caso de los centros (mini-centros comerciales, o urbanizaciones) que se crean a la orilla (principio de cercanía, entonces) de la carretera (caso concreto de la Carretera Masaya) y hasta hacia varios kilómetros hacia dentro, pero siempre (o como norma general) favorecidos por la existencia de una calle de tierra, o de algún camino hacia dentro de las tierras, y, en caso contrario, por la aparición de un núcleo de viviendas o poblacional que produce la implementación del incremento del abuso del suelo a los alrededores;
4.      Por reproducción celular o mitosis, en que cada brazo o extensión, cromosoma por así decir, que, como en el caso biológico, "se pueden hallar desde estados laxos o poco compactados, como en los núcleos de las células en interfase, hasta en estados altamente compactados, como sucede en la metafase mitótica" (http://es.wikipedia.org/wiki/Cromosoma#Estructura_y_composici.C3.B3n_qu.C3.ADmica_de_la_cromatina), caso de las entradas hacia dichos brazos de caminos alrededor de las carreteras principales, como en la Carretera Masaya, que implican la desmultiplicación marginal de núcleos en forma de árbol, muy similares, siguiendo nuestro simil con la forma arquitectónica o compositiva, con la manera en que se amplia el punto hacia la línea como vegetal, en particular como árbol, desde un tronco o núcleo central y ramificándose, según Paul Klee en sus Cuadernos pedagógicos de la Bauhaus (publicados por Jürg Spiller, en particular en el Volúmen 2: La naturaleza de la naturaleza, que recopila los años 1921-1924 y 1928-1929).

III.2. Explicación comparativa de los modelos encontrados
            Una vez que hemos hecho esta zonificación del tejido urbano, nos queda por demostrar su reproductibilidad, con el fin de entender por qué (ya que asumimos cómo) procede.

III.2.a. La explosión
            Se conocen sobremanera los problemas creados por las zonas industriales que han venido rodeando, con sus construcciones de zinc alrededor de los centros tradicionales, incluso los más pequeños, como en Vendée, y de los rótulos publicitarios (con la necesidad de "manejarla mejor", Publicité extérieure, enseignes et préenseignes, Rapport à Madame Chantal Jouanno Secrétaire d’Etat à l’Ecologie et Monsieur Hubert Falco Secrétaire d’Etat à l’Aménagement du Territoire por el Senador Ambroise Dupont, en junio 2009, pp. 27ss., http://www.ladocumentationfrancaise.fr/var/storage/rapports-publics/094000270.pdf, constatada por numerosas pequeñas localidades específicas, véase por ejemplo http://www.saint-egreve.fr/595-enseignes-publicitaires.htm o http://www.rousset-fr.com/fileadmin/documents/cadre-de-vie/RLP_Rapport_de_presentation_RLP.pdf), como, en general, la aparición de suburbios extensivos (lo que en Francia llegó, con su conjunto de autopistas circulares, a llamarse el Gran París [1870-1940, http://fr.wikipedia.org/wiki/Paris#Paris_et_ses_alentours, y después: "Según el Instituto nacional de estadísticas y estudios económicos, la unidad urbana de Paris era compuesta por 412 comunas en la nueva delimitación de 2010, por una superficie de 2 845 km2, agrupando 10 460 118 de habitantes en el censo de 2010", la "Grande couronne" siendo el primer conglomerado a nivel europeo, con 12 012 km2, al albergar 1157 municipalidades y 11,7 millones de habitantes, http://fr.wikipedia.org/wiki/Unit%C3%A9_urbaine_de_Paris y http://fr.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9ographie_de_l%27%C3%8Ele-de-France#La_grande_couronne]).
            Evidentemente este proceso no es sino la implementación enloquecida de la extensión extra-muros de la ciudad medieval hacia sus expansiones modernas, y, ante todo, contemporáneas, desde el siglo XIX. Proceso que se reproduce en el conjunto de las grandes ciudades y capitales alrededor del mundo, ricas o pobres, por una serie de factores que son, desde la segunda mitad del siglo XIX, la vacunación sistemática, y la baja de la tasa de mortalidad, el incremento de los nacimientos, y el aumento de la vida, todo aquello asociándose con la permanencia de la desafección del campo a provecho de la ciudad, por razones esencialmente de posibilidades de empleo (económicas entonces) y de acceso a los bienes y servicios (de entretenimiento entonces).

III.2.b. La acumulación
            Encontraremos como elemento satisfactorio de representación del hacinamiento (lo que representamos como acumulación en nuestro punto 2) la descripción que nos da Eugène Sue en Los Misterios de París (1842-1843) de un "tapis-franc" ("Llámase Tasca en la jerga que usa la gente de vida airada la taberna ó figon del mas ínfimo quilate. Son dueños de esta clase de tabernas en Paris personas del uno ú otro sexo perseguidas ya ó cuando menos vigiladas por la justicia, á las cuales en esa misma jerga suele llamarse burlaores. Los parroquianos que allí acuden son petardistas, rateros, ladrones, asesinos y demas canalla del mismo pelage.", Barcelona, Tomás Gorchs, 1844, T. I, Iera Parte, cap. I: "La Tasca", p. 5) en el París de 1838, mucho antes de las transformaciones haussmanianas,  y de sus espacios superpuestos, que tienen un sórdido efecto para el héroe:

"Rodolfo no habia hecho atencion en una de esas tabernas subterráneas que algunos años atras se veian en varios puntos de los Campos Elíseos. La escalera abierta en la tierra húmeda y pegajosa conducia al fondo de aquella especie de ancho foso cuyo techo cubierto con mohosas tejas alzábase apenas sobre el nivel del sitio en que Rodolfo se encontraba. Un angostísimo pasadizo que atravesaba la caverna por lo largo conducia desde la escalera á la puerta de la casa; y el resto del terreno desaparecia ba jo un encañado que tenia resguardadas dos hileras de tablas gruesas puestas en el suelo." (cap. XVI: "Los preparativos", p. 131)

            Este proceso de acumulación, que hallamos, por ejemplo, en la desmultiplicación en un mismo sitio de negocios de misma índole, en general pulperías, que, en el caso de la cuadra de la Iglesia de El Calvario en Masaya contiene no menos de cuatro, más otro tanto (al menos seís) en las calles justo adyacentes, podríamos citar todavía las ventas de pupusas y/o liquor en la Avenida Universitaria de la UNI, desde tiempos de Arnoldo Alemán (segunda mitad de los años 1990) hasta hoy, se expresa mucho más todavía en la evolución de la prostitución en el puerto antiguo del Pireo:

"La población flotante de este suburbio de Atenas incluía los extranjeros, libertinos, jugadores, vagabundos: era para las cortesanas una clientela lucrativa y ardiente. Ellas vivían entre sus siervos ordinarios y no tenían nada más que hacer sino ir en busca de aventuras en la ciudad bajo la mirada severa de los jueces y de las matronas; las cortesanas estaban perfectamente a gusto en el Pireo y afluían de todas partes del mundo. Esta afluencia, en detrimento de los intereses de todas, cambió para algunas el teatro de sus paseos: las más orgullosas y las más triunfantes se acercaron a Atenas, y se vinieron a enseñar sobre el Cerámico." (P. L. Jacob, Histoire de la prostituion chez tous les peuples du monde: depuis l'antiquité la plus reculée jusqu'à nos jours, Bruxelles, Librairie encyclopédique de Perichon, 1851, T. I, p. 121, la traducción es nuestra)

"Los dicteriadas y flautistas, así como las hetairas de último orden, al ver que la galantería más ventajosa se cotiza en el Cerámico, se aventuraron a venir allí o al menos a acercarse; se fueron sucesivamente del puerto del Pireo, del de Falero, la ciudad de Escirón y las afueras de Atenas, para competir con las hetairas de la aristocracia, que a su vez se echaron para atrás y finalmente se refugiaron en la ciudad. Las leyes que prohibían que aparecieran allí en traje de cortesana se abolieron de hecho, ya que dejaron de ser aplicadas. Se vieron entonces las prostitutas más despreciables llenar los alrededores de la puerta Dípilon, y vagar tranquilamente a su odioso comercio. Las sombras del Cerámico y el césped que rodeaba las tumbas era demasiado a favor de la práctica de la prostitución, que había tomado posesión de este glorioso cementerio! "Es en la puerta del Cerámico, dice Hesiquio, que las cortesanas toman tienda." Luciano también explicita: "Al final del Cerámico, dice, a la derecha de la puerta de Dípilon, es el gran mercado de  hetairas." Se vendá, compraba a cualquier precio, y con frecuencia la mercancía se entrega en el acto, a la sombra de algún monumento a un gran ciudadano muerto en el campo de batalla. Por la noche, al amparo de la oscuridad, la tierra desnuda o cubierta de hierba ofrecía un escenario permanente para el tráfico despreciable del libertinaje, y a veces el transeúnte tardío, que por una noche sin luna cruzaba el Cerámico y apresuraba sus pasos a lo largo del Jardín de la Academia, creía oír los lamentarse los fantasmas alrededor de las tumbas profanadas.
La invasión del Cerámico por las mujeres públicas sin embargo no había despoblado el Pireo: todavía había un gran número de estas mujeres en este vasto suburbio, que reclutaba a sus habitantes entre los viajeros y comerciantes de todas partes del mundo conocido. Asimismo ocurría con el puerto Falero y el burgo de Escirón donde afluían tanto cortesanas como extranjeros. Su principal centro era una gran plaza que se abría sobre el puerto del Pireo, y que miraba a la ciudadela. Esta plaza, rodeada de pórticos bajo los cuales sólo se veían a jugadores de dados, a gente dormida y a filósofos despiertos, se llenaba hacia el anochecer de una multitud de mujeres, casi todas extranjeras, algunas con velos, otras medio desnudas, que, de pie e inmóvil, o bien sentadas, iban y venían, en silencio o molestas, obscenas o reservadas, apelando a los deseos de los transeúntes." (Ibid., pp. 122-124, la traducción siempre es nuestra)

            El mismo fenómeno que en el antiguo Pireneo de hacinamiento se encuentra, por ejemplo, en la actual Calle Saint-Denis en París.

            En sentido social, ya que citabamos las Casas del Pueblo nicaragüenses, vale recordar los casos fallidos de hacinamiento no previsto en la propuesta de la Cité Radieuse de Le Corbusier (1947-1952), "la casa del loco" como lo llamaron los marsellais (http://fr.wikipedia.org/wiki/Cit%C3%A9_radieuse_de_Marseille), de la Cité des 4000 de La Courneuve (1956-1967), el residencial Le Signal (1967), conocido como "la verruga" (http://www.aqui.fr/mobile/article.php?id_article=9805) a Soulac-sur-Mer (Gironde, Francia), este último por crear una pared, ahora desalojada porque peligrosa por el cambio climático (Le Figaro , 24/01/2014), entre el mar y el pueblo.

III.2.c. La proximidad
            Tal vez el mejor ejemplo de proximidad, y volveremos a ello en la explicación de modelo nacional, es el de los cementerios, tanto de guerra, donde, anonimamente, se acumulan estelas, o, todavía más aún, según el modelo norteamericano, o de las antiguas catatumbas, el de estos cementerios a la estadounidense, en los que los cuerpos ya no yacen, literalmente, horizontales ("yacer", del latín "iacere": "estar tendido"), sino verticalmente, con el único fin, evidentemente, de ahorrar espacio.

III.2.d. La mitosis
            Proximidad y mitosis son fenómenos, como vemos en el caso nicaragüense, asociados con el de explosión, ya que implican una extensión del tejido y del dibujo urbano en función de un núcleo original. Por eso mismo pueden referenciarse el último en términos biológicos, ya que parte de una celula-madre.
            Sin duda nos parece, remitiendo a nuestra conferencia "Ficcionalidad del espacio urbano: Uso, accesibilidad; Comprensión, interpretación; Polarización, guetización" (3er Ciclo de Conferencias I+D+i FARQ.: "La ciudad, el urbanismo, el territorio", Facultad de Arquitectura, UNI, Managua, 3 décembre 2013), que hallamos el mejor ejemplo, o el más claro, de extensión (porque de eso se trata, al final, cuando hablamos de mitosis) por tentáculos de este modelo, ya no sólo celular, sino bacterial (aún cuando las bacterias y los virus tienen otras formas de reproducirse, pero se nos perdonará esta imprecisión, no siendo nuestro propósito la cuestión biológica per se), en la desmultiplicación de centros con su propias iglesias (los citados barrios de las ciudades nacionales, los romanos del Renacimiento), o, aún más claramente en la extensión y reproducción de la línea interna de la ciudad con nuevos símbolos de poder, como en Londres con el edificio 30 St Mary Axe (2001-2003) de la City, pero más específicamente todavía con el Arco de la Défense de Mitterand respecto del eje parisino que históricamente culminaba con el Arco de Triunfo, y que este presidente reforzó con la Pirámide (ver nuestro artículo "Min Pei", Nuevo Amanecer Cultural, 14/5/2005, p. 10).

IV. LAS EVIDENCIAS
            Sobre estos antecedentes, podemos afianzarnos para lograr, puesto la norma general, y comparada con sus modelos, intentar hallarle una explicación, o un motor primario (artistotélicamente hablando) de este movimiento informal.

IV.1. Buscando un origen al modelo para entenderlo: la ciudad-calle
            Las anteriores aproximaciones nos dan una visión más clara del proceso evolutivo de un modelo informal.
            Desde esta perspectiva, podemos volver encontrar, a nivel macroestructural, un formato prealable o modelizable para comprenderlo mejor.
            Nos parece encontrarlo en la forma de la evolución norteamericana. De hecho, era de esperar que, reportándonos a la historia, las ciudades nicaragüenses no tuvieran una vivencia realizada desde sus centros construidos, o desde su tradición, ya que son recientes, elevadas todas a rango de ciudad en el siglo XIX, muchas en la segunda mitad, o todavía hasta en el siglo XX. Lo que deja ver claramente cómo una extensión (poblacional y habitacional) reciente, lo que atestigua todavía, según las fichas municipales del país, la aparición de los parques centrales y de los mercados, o de los servicios básicos, de los cuales muchas todavía sufren por inexistencia o mala distribución (como en el caso de la cabecera departamental que es Jinotepe en lo que al agua respecta), los tres a extremos finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
            Por ende, no es de extrañar que las ciudades nacionales se ubican desde una visualidad basada sobre el modelo de la ciudad-calle (como El Crucero en el Departamento de Managua, Diriamba y Pochomil en el Departamento de Carazo, Sébaco, Jinotega, San Rafael del Norte en el Departamento de Jinotega, para tomar ejemplos en puntos distintos del país), o, en defecto surgen desde una avenida de entrada (como Nindirí en el Departamento de Masaya, Las Nubes en el de Managua, y Santa Teresa en el de Carazo, modelo que encontramos también en lo que respecta a Xiloá también en el Departamento de Managua).
            Aquello tiene otra consecuencia importante: la imposibilidad de expresar una herencia anterior al momento presente, por la combinación de estos dos hechos, muy americanos: la tardanza de la elevación del conjunto urbano a un nivel que no sea de simple agrupación vivencial (aquello a pesar del modelo centralizado de la Plaza Central o Mayor), y la configuración exclusivamente funcional de lo urbano (en cuanto ciudad-calle).
            Sacando una conclusión, a nuestro sentido, equivocada del papel de la ubicación alrededor de la calle de la construcción de la ciudad (ya que confunde el efecto con la causa), sin embargo  Jan Gehl (La humanización del espacio urbano: la vida social entre los edificios, Barcelona, Reverte, 2006, p. 99) describe este fenómeno, aunque desde el modelo nórdico (escándinavo y sueco):

"En esta situación, la calle flanqueada por edificios bajos se con una calle vierte en la forma organizativa natural como consecuencia lógica de las limitaciones del movimiento humano y de un sistema sensorial orientado frontal y horizontalmente. Cuando las actividades se agrupan a lo largo de una calle, cada persona puede saber lo que está pasando en la zona dando tan solo un paseo corto.
Este principio edificatorio se encuentra en su forma más sencilla en las ciudades construidas en torno a una sola calle. Ya se han mencionado los pueblos tradicionales que crecieron a lo largo de una calle principal. Un ejemplo reciente de ciudad construida según este principio es Gárdsákra, en Eslóv (Suecia), proyectada por el arquitecto Peter Broberg."

            En realidad, el ejemplo nicaragüense, cuyas casas viven alrededor del patio interno, y, como en León o Granada, del esconder (en particular la joven núbil), si bien las personas suelen salir a la calle para tomar el aire y ahí sentados permanecer para ver, como dice Gehl lo que está pasando (lo que, a nuestro sentido, proviene más del modelo medieval de la organización del barrio en un contexto todavía altamente de mentalidad y vivencia rural, o, por lo menos, no industrial), enseña que es menos la intención de verse que la elevación alrededor de la vía que, al menos en lo que a las sociedades primitivas concierne, decide de la elaboración no por planificación sino de hecho de ciudades-calles.
            Es suficiente para convencerse de ello de oponer la razón, ésta sí intencional, de la construcción de parques centrales, de la elaboración de la ciudad por barrios (en León, Granada, Masaya, Managua, Diriamba), todos elementos que implican una conexión social relacionada con la ciudad ideal renacentista, centralizada, donde se ubican el poder terrenal y religioso, a la visión funcional del tránsito (que permanece hoy en día, véase la ausencia de espacios peatonales en los centros comerciales de la capital y de aceras sistemáticas en las urbanizaciones nuevas). Así la primera ciudad colonial, León Viejo, según su trazado remitido a sus vestigios y al centro histórico que los contiene, es una ciudad-calle.
            Va por descontado, entonces, que, utilizando esta vez un simil tecnológico, la ciudad nacional se construye desde no la idea de permanencia, sino con el pretexto de la efimeridad. Se mencionó a menudo las construcciones temporales de los hospitales durante los años 1980, que siguen sin haber sido sustituídos. Pero el ejemplo puede ampliarse aún mucho más. Hablaremos, en este nuevo simil, de arquitectura a la manera o con una inconsciente intención de "balloon frame", propia ésta, dicho de paso, de la arquitectura norteamericana de la Conquista del Oeste, y que favoreció la posterior aparición de los modelos constructivos contemporáneos (ya no con tablas de madera, sino de toda clase de materiales ligeros, por eso fácilmente levantados por las tormentas, tan frecuentes en los Estados Unidos).
            Así, podemos citar, sin exhaustividad, el Club Elite, en Managua, la esquina opuesta a la gasolinera antes de llegar al edificio Lafise, de un antiguo espacio de venta de carros, siempre Carretera Masaya, siguiendo esta misma línea la esquina de la gasolinera del kilómetro 10 y medio de entrada hacia la UNICA (que implicó la destrucción de toda una esquina, de casi una cuadra, anteriormente existente), y después el Hotel Campo Real en el kilómetro 12 y medio, todos edificios en vía de desconstrucción en el 2015 (salvo la gasolinera del kilómetro 10 y medio, anterior de algunos años), o, en la misma Masaya, las esquinas que desaparecen, ejemplo de ello la casa de fontanero frente al parque San Miguel, que, cuando se va el propietario, quita todo lo que puede de materiales, empezando por el zinc de los techos, dejando al desnudo el solar y las paredes que no pueden ser llevadas.
            Se nos objetará entonces una posible idea de mejora y cambio urbanos, pero es de hacer notar, como lo expresaron bien los ejemplos que acabamos de dar, que, una vez más, no se trata de una reurbanización planificada, sino de puntos aislados de desaparición (como los de explosión del dibujo en los Cuadernos pédagogicos de Klee, que él asemeja a "semillas"), como en un bosque cuando muere una planta, sin que desaparezca ni se modifique nada más a su alrededor. Son agrupaciones vivenciales o negocios que surgen, se desarrollan con sus respectivos acabados (de vidrio polarizado en el caso del Elite, de piedra laja en el caso del Campo Real), los cuales, costosos o de utilidad, son los primeros en desaparecer. Quedando las paredes de láminas de plycem, que siguen despojándose al paso de los meses, o en efecto de días, según los casos.

IV.2. Comprobación del modelo: la configuración de los cementerios nacionales y las actitudes del "Hombre ante la muerte"
            Quedan así explicados dos fenómenos, si nos reportamos, y aceptamos el modelo que acabamos de plantear:
1.      La no existencia de una línea de tiempo (por cercanía en el tiempo de la elaboración de la ciudad nacional, y por su carácter meramente funcional, recuerda así en su autobiografía Memorial del 60 salida recientemente el historiador Jorge Eduardo Arellano que poco antes de su nacimiento en 1946 Granada todavía no tenía calles sino de tierra, y la Calzada era arborizada de mangos, tal vez vale la pena recordar ahí no más que Granada, si la consideramos como línea, es una ciudad que se genera, en un estrecho casco urbano central de apenas seís cuadras, desde la Calle Real Xalteva, siguiendo hacia el Malecón por la Calle El Caimito, siendo paralela la Calzada, que llega también al lago, pero desde el muelle, a la Calle Xalteva);
2.      La consecutiva no elaboración de un plan territorial preciso, urbano o interurbano, por la ausencia de modelo histórico previo claro, si no es la ciudad colonial, en cuanto pequeños pueblos productivos, rodeados por campos (es igualmente la forma de Chichigalpa con su industria, sea de caña, de ron o de algodón).

            Ahora bien queda por confirmar el modelo así elaborado, que implica, hasta aquí, dos contenciones: el fenómeno en sí (las cuatro expresiones encontradas), su reminiscencia de modelos anteriores análogos que pueden justificar su ocurrencia; y la razón histórica interna (ya no por modelos análogos, sino por evolución propia) que lo explica (desde su misma carencia) - hay que distinguir claramente aquí, por un lado, la morfología del modelo (que es la parte donde nos dedicamos a describirlo visualmente), y su origen o causa posible (que lo induce sin determinar exactamente, es decir obligatoriamente, su sistema de evolución) -. La causa explica la razón del origen del movimiento, sus modalidades dependen de una configuración propia, especular sin duda (ya que depende doblemente de la reproducción de modelos que podemos encontrar en otras partes, por ende que nos permite hallar una sistematicidad sintomatológica, abriendo el paso a una competencia para el analista de interpretación, y, a la vez, de configuraciones internas que preveen su desarrollo, la configuración urbana, la existencia o no de calles o caminos específicos orientaron y moldearon la evolución y el desarrollo de la enfermedad informal de la extensión de este nuevo tejido urbano que se superpone y extiende), especular sin duda dicha configuración, pero sin embargo (porque, precisamente, depende de lo ya existente, o de su carencia, en este caso patrimonial) propia, individual. Aplicable en su sistematicidad (es lo que queríamos), pero siguiendo informal, es decir, cuyo desarrollo depende de la morfología existente, no de normas externas (legales o éticas).
            Dicho de otra forma, el modelo no puede contemplar lo que no es: la formalidad de un desarrollo pensado.

            Si hemos, entonces, realizado los dos pasos metodológicos de descripción de un modelo, expresando su orientación, y de razón genética de su movimiento (estamos siempre hablando en términos morfológicos), la comprobación del modelo, que hemos hecho en parte mediante los modelos análogos, que a la vez expresan la posibilidad de que existe de manera analisable remitiéndolo a objetos paralelos y demuestran la validez de nuestra experimentación acertiva (en sentido de acersión) acerca de su configuración, la comprobación del modelo se hará, esta vez, en sentido ya no horizontal (de lo externo hacia lo interno), sino vertical (de la división de los formatos del modelo, en cuatro tendencias, hacia su superposición).
            Elegiremos para ello hablar de los cementerios nacionales, defenidos, desde la funcionalidad sin función, según el formato internos que hemos supuestos y vistos, desde la formalidad informal, en los cuatro aspectos ya vistos:
1.      No contemplan espacios para pasear entre las tumbas, de hecho son hechos por lo que sirven, contener muertos; el concepto de integración humana (no como carga, los muertos, sino como seres vivos, en acción - el movimiento de Tschumi, hasta del suicidado y del asesinado, en el ámbito social -) no se vislumbra aquí como pertinente (como en los buses no se entiende los espacios vacíos como de salida, sino como de suplemento de relleno de pasajeros, ya que el transporte en común, para los pobres, debe implicar, como es costumbre de oír, un malestar físico, sino, si se quiere comodidades, hay que "comprarse un carro" - asimismo como la comodidad es, en vida, del rico, el paseo es de los vivos, entonces no cabe para un cementerio -); por ende, se debe caminar encima de las tumbas ajenas para llegar a la de su pariente; eso es lo que representa para nosotros el concepto de hacinamiento o acumulación;
2.       Obviamente, como lo expresamos anteriormente, el de proximidad se desprende de ahí, son todas las tumbas acumuladas una junto a la otra, para que cada centímetro cuadrado de tierra sirva, no debe haber desperdicio, lo que revela, a cierta nivel, una mente bien ordenada;
3.      De ahí se integra el concepto de mitosis, que son las extensión entre tumba y tumba de otras más y más, sin fin, hasta llenar cada centímetro cuadrado, llegando, en última instancia, a la susodicha acumulación;
4.      Dejamos aquí de último la explosión, que pusimos, en lo urbano, de primero (porque era allí el formato más inmediato, más no aquí); la explosión se implementa, obviamente, en los cementarios, no por extensión de un centro, sino por substitución (de los muertos, por el reajustamiento de los huesos dentro de los mausoleos familiares, y las renovaciones de concesiones, las regalías o préstamos de espacios para toda la eternidad a los que no tienen adonde ser puestos, sin meta particular de aumentar, finalmente, estos espacios sino hacia abajo, de nuevo, por acumulación de cuerpos sobre cuerpos).

V. CONCLUSIÓN
V.1. Las premisas: metodología y acercamiento descriptivo a los fenómenos estudiados
            Si recapitulamos nuestro recorrido: planteamos que la informalidad de la ampliación del modelo urbano de nuestra ciudad capital podía tener su raíz en normas externas a la legalidad, pero fundamentadas en procesos analizables de modificaciones, en función de datos reconocibles.
            En primera instancia, describimos cuatro procesos, que consideramos, empíricamente como exhaustivos, visibles en Managua.
            De estos cuatro hemos demostrado que tenían correspondencias en otros contextos, permitiendo así asumir que, si eran reproducibles, tenían que ser, asimismo, analizables (no sólo describibles).

V.2. Recapitulación de los valores de modelización desde los modelos análogos
            De ahí nos planteamos la manera de considerar la posibilidad, ya modelizados (es decir, remitidos a modelos ajenos pero similares), de hallar la causa general de estos procesos, ya evidenciados.
            Paremósnos un poco sobre este concepto de inteligibilidad de nuestros cuatro casos por comparación, para aclararlo rápidamente. La explosión proviene siempre de la implementación genuina de un simple aumento poblacional, y se forma asimismo siempre rodeando los tejidos originales, proceso involutario pero cierto de asedio de las nuevas poblaciones a las ya instaladas, de las nuevas villas a los viejos cascos urbanos, del burgo a la ciudad fortificada (es la relación intra versus extra-muros). La acumulación se expresa siempre, desde la Avenida Universitaria nuestra hasta el Pireo, por hacinamiento, por razones, lo vimos, siempre idéntica de congregación económica (Mercado Oriental, o ahorro de espacio en el caso de los cementerios o de las urbanizaciones que para vender algunos metros cuadrados más no contemplan nunca acera). La proximidad se expresa, desde la acumulación que la determina, lo dijimos, por cercanía extrema, dentro de una extensión máxima (sea por superposición, como en los cementerios, o por conquista de las calles marginales, como en las urbanizaciones de Carretera Masaya). La mitosis es una forma particular de la acumulación, que la implementa y evidencia.

V.3. Hacia las conclusiones: comprobación y razón del modelo
            Teniendo a mano estos datos, ya entendidos desde la presencia de una modelización lograda desde el comparatismo, pudimos plantearnos si había una razón de los fenómenos estudiados, esta vez no de procedimiento (cómo ocurre el fenómeno), sino genética (por qué ocurre, es decir, de dónde viene).
            Hallamos esta razón desde la perspectiva histórica.
            La historia habiéndonos permitido comprender porque se implementaba nuestro modelo particular nacional, finalmente, dimos el último paso, que consistió en intentar comprobar el modelo, por una vía alternativa, que encontramos en la construcción, igualmente reciente, por ende sin preformación histórica, de los cementerios nacionales. Sus carencias, de nuevo, nos dieron, a la vez la comprobación del modelo informal, y de su modelización desde nuestros cuatro puntos.

V.4. Meta
            Habiendo confirmado la existencia de una formalidad reproductible (es decir predecible) de las extensiones de la ciudad capital, en función de modelos referenciables, desde la creación de un marco morfológico de su abordaje, podemos pretender preveerlos y, así, contrarrestarlos.